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Laudato Si', "Alabado seas mi Señor"

Escrito por Gladys Castillo Patiño

«Alabado seas mi Señor», cantaba San Francisco de Asís,  ese es el nombre de la nueva Encíclica que el Papa Francisco pone en nuestras manos, en ella nos induce a recordar nuestro compromiso con la vida, con el cuidado de la Madre Tierra, nos recuerda que nuestra casa grande, la Madre Tierra con la cual compartimos la existencia y nos acoge para sustentarnos y darnos un espacio donde la vida se recrea para bien de todos nosotros; hoy la hermana tierra, nuestro planeta clama por atención para que dejemos de agobiarla con la contaminación, el maltrato, el saqueo de sus recursos, y sus gemidos se unen a todos los abandonados del mundo.

 

El Papa Francisco nos invita a escucharlo y comprometernos, entonces nos preguntamos qué tipo de mundo queremos dejar para nuestros hijos? Que estamos haciendo para cuidarla? Francisco dice “no afecta solo al ambiente de manera aislada, porque no se puede plantear la cuestión de modo fragmentario”, ello nos conduce a interrogamos sobre el sentido de la existencia y el valor de la vida;  pues creo que estamos olvidando algo tan importante para nuestra Madre Tierra le debemos respeto y consideración.

 

Como señala el Papa Francisco al comienzo del capítulo cuarto de Laudato si, titulado Una ecología integral «Todo está íntimamente relacionado». Para Francisco, «no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental».

Esta ecología ambiental o integral “es inseparable de la noción del bien común”, sin embargo en el contexto actual donde “hay tantas inequidades y cada vez son más las personas descartables, privadas de derechos humanos básicos” esforzarse por el bien común significa hacer opciones solidarias sobre la base de una “opción preferencial por los más pobres” En esta perspectiva el Papa propone emprender un dialogo honesto  a todos los niveles de la vida social que facilite procesos de decisión transparente y que ayuden a salir del espiral de destrucción en el que estamos sumergidos. «Un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social», porque los pobres son las principales víctimas del cambio climático y de un modelo productivo que se sustenta en la voracidad consumista en los países ricos, mientras 800 millones de personas pasan hambre en el mundo.

 

En la encíclica el Papa nos habla de la Ecología Cultural e incluye una referencia a «los derechos de los pueblos y las culturas», y argumenta que «la desaparición de una cultura puede ser tanto o más grave que la desaparición de una especie animal o vegetal. La imposición de un estilo de vida ligado a un modelo de producción o un modelo de desarrollo, puede ser tan dañina como la alteración de los ecosistemas», sostiene Francisco.

 

Pero que estamos haciendo…cual es nuestra responsabilidad?

 

La responsabilidad en el deterioro del planeta es desigual. «Hay una verdadera deuda ecológica, particularmente entre el Norte y el Sur», afirma la encíclica. «Las exportaciones de algunas materias primas para satisfacer los mercados en el Norte industrializado han producido daños locales, como la contaminación con mercurio en la minería del oro o con dióxido de azufre en la del cobre». También el Sur sufre en sus carnes el cambio climático provocado por las emisiones en el Norte desde hace dos siglos. Como se sabe el cambio climático es un problema global que afecta la dimensión ambiental, social, económica, política y plantea un gran desafío para la humanidad, si “el clima es un bien común de todos y para todos” sin embargo los impactos más graves siempre recaen en los más pobres. 

 

Ha llegado la hora de que el mundo rico asuma algunos sacrificios. «Sabemos que es insostenible el comportamiento de aquellos que consumen y destruyen más y más, mientras otros todavía no pueden vivir de acuerdo con su dignidad humana. Por eso ha llegado la hora de aceptar cierto decrecimiento en algunas partes del mundo aportando recursos para que se pueda crecer sanamente en otras partes» es por ello que el Papa nos pide con urgencia una conversión ecológica «La humanidad necesita cambiar».

 

Es necesario una modificación de los estilos de vida, una verdadera «conversión ecológica». Que abra la posibilidad de ejercer una sana presión sobre quienes deyentan el poder político y económico.  «La crisis ecológica es un llamado a una profunda conversión interior», insiste Francisco, que propone a San Francisco de Asís como modelo de «sana relación con lo creado». «Decir creación es más que decir naturaleza, porque tiene que ver con un proyecto del amor de Dios donde cada criatura tiene un valor y un significado». La creación es del orden del amor. El amor de Dios es el móvil fundamental de todo lo creado.

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